El Presidente Gabriel Boric está gobernando el país con un gabinete con la mayor presencia femenina en la historia de Chile: de los 24 ministerios, 14 están dirigidos por mujeres. A ello se suma la labor de María Elisa Quinteros al mando de la Convención Constitucional, quien asumió luego de que Elisa Loncón culminara su período como presidenta del órgano constituyente: de no mediar cambios, esta instancia terminará su trabajo liderado en todo momento por figuras femeninas.
Una potente señal del incremento de la presencia de mujeres en puestos de liderazgo en la política, que se viene dando con fuerza desde hace algunos años, con Michelle Bachelet como la primera Presidenta, o Isabel Allende, la primera en asumir la presidencia del Senado de la República. Pero, a juicio de las especialistas en el área, aún queda mucho por avanzar.
“En Chile, a nivel declaratorio y legislativo se hacen esfuerzos por ser más inclusivos y es la tendencia en distintos espacios públicos, privados, educacionales y políticos. Así lo vemos en el actual gabinete del Presidente Boric, que es paritario. Sin embargo, nos queda mucho camino por recorrer, ya que a nivel de participación política Chile tiene baja representatividad de mujeres en comparación con países más desarrollados”, destaca Carla Rojas, coordinadora e investigadora de Género e Inclusión en el Observatorio Gestión de Personas de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile y directora del Diplomado en Perspectiva de Género para la Gestión de las Organizaciones de la misma facultad.
El contar con una Ley de Cuotas, aprobada en 2015, ha ayudado mucho a dar mayor representación y demostrar que es posible una elección que garantice paridad, como en la Convención Constituyente, que fue muy relevante, afirma la exsenadora y creadora de la Fundación Todas, Carolina Goic: “Si bien existe mayor conciencia del rol destacado de la mujer en política, aún estamos lejos del cambio cultural que se requiere y eso implica el riesgo de retroceder fácilmente”.
De hecho, la diputada Javiera Morales indica que los avances que ha habido se deben “a la movilización y lucha de generaciones de mujeres, así como a las medidas concretas que éstas han logrado, como la Ley de Cuotas. Ésta no solo es una medida de justicia, sino también de progreso. Hoy vemos más mujeres destacándose en las ciencias, la economía, el arte, la cultura y otros tantos espacios, haciendo aportes que como sociedad habríamos perdido de no existir acciones concretas, como la paridad”.
Los desafíos
Pese a los avances, Reinalina Chavarri, directora del Observatorio Sostenibilidad del Departamento de Administración de la FEN U Chile y directora del Diplomado en Sostenibilidad para los Negocios, acota que, si bien la actual legislación ofrece incluso incentivos económicos para estimular dicha participación hacia 2029 -aumentando el reembolso a candidatas y a partidos que logren escaños femeninos en dichos procesos-, la realidad no es tal.
“Cuando observamos las estadísticas de los resultados, vemos que dichos aportes monetarios siguen siendo menores para las mujeres de casi todos los partidos, debido, posiblemente, a que en época de campaña se presentan menos candidatas, los partidos no estimulan su participación o no concitan el mismo interés de la dirigencia al momento de apoyar una candidatura”, analiza.
Goic enfatiza que todavía las listas de postulantes se llenan a última hora, “poniendo a las candidatas en distritos difíciles solo por cumplir con lo que exige la ley, dejando a mujeres competitivas fuera de carrera antes de partir favoreciendo a hombres que luego tampoco resultan electos”. Sin embargo, alerta de una gran barrera: para que entre una mujer, la mayor parte de las veces un hombre tiene que dejar su puesto, “y eso genera mucha resistencia, se requieren lógicas de mayor generosidad y perspectiva”.
Rojas agrega que, además, se sufre de mucha violencia durante las campañas y luego en el ejercicio de su rol, desde “agresiones verbales, amenazas, comentarios sexistas sobre su cuerpo, así como sexismo en redes sociales, que inhiben el que ellas quieran participar de cargos públicos o de liderazgo, ya que las opiniones o comentarios van más allá de sus funciones”, detalla.
Margarita Ducci, directora ejecutiva de la Red Pacto Global Chile de la ONU, afirma que lo que ocurre en Chile también sucede en el resto del mundo: “Solo un 6% de países tienen a una mujer como jefe de Estado y apenas un 7% presidiendo un gobierno”.
El dato no es menor, ya que, según Chavarri, las mujeres representan el 50% de la población mundial, “y allí existen expectativas, demandas, intereses con estilos de comunicación y liderazgo que en la mayoría de los países del mundo son invisibilizados por los sistemas electorales y políticos. Este déficit de representación impacta en la desconfianza y legitimidad de dichas instituciones, impactando en la convivencia democrática, decisiones económicas y educación, por ejemplo”.
Realidad virtuosa
Una mayor participación femenina en el mundo político es sumamente necesaria, dice Ducci, ya que se contribuye a la toma de decisiones que afectan sus propias vidas, y aportan sus conocimientos y experiencia en beneficio de una mejor sociedad para todos. “Supone un modelo de Estado más inclusivo y hace realidad una virtuosa complementación entre los roles y el trabajo de hombres y mujeres, para conformar una sociedad más equilibrada”, afirma.
Las analistas indican que hay que seguir dando pasos para poder avanzar en la inclusión femenina. “Lo más importante es tener la voluntad política para abrir los espacios, los que hace algún tiempo, simplemente, no existían. Esos espacios se han ganado con capacidad, talento, esfuerzo y perseverancia. Las mujeres han ido tomando un rol protagónico en todo el espectro político y se ha demostrado que sus capacidades no tienen límites impuestos por su género”, afirma Ducci.
Además, en momentos en que se está redactando una nueva carta magna, es vital poder incluir la paridad. La diputada Morales explica que la experiencia internacional demuestra que los órganos paritarios son los más exitosos en ir levantando las barreras culturales, económicas y sociales para las mujeres, “por tanto, es recomendable que esta experiencia sea recogida en el nuevo texto constitucional”.